¿Qué debo hacer para declararme insolvente?
Quedarse en bancarrota o ser insolvente es una de las peores situaciones que nos puede pasar como particular. No obstante, para poder declararnos en bancarrota, deberemos conocer previamente en qué consiste estar en dicha situación.
Cuando hablamos de quiebra hacemos referencia al juicio por el que se es incapaz patrimonialmente por su situación de insolvencia y se procede a ejecutar sus bienes en favor de los acreedores. Pero, ¿cómo demostramos que somos insolventes y cuándo debemos hacerlo?
¿Cuándo debo declararme insolvente?
Para poder saber cuándo nos debemos declarar insolventes, es importante conocer el estado de insolvencia en el que estamos. Para ello, deberemos presentar una serie de documentación ante notario en la que se demuestren los ingresos, gastos y deudas que tenemos o hemos tenido con el fin de demostrar nuestra incapacidad de hacer frente al pago de acreedores.
Si la persona, después de haber podido cubrir gastos esenciales (tales como de vivienda, suministros, alimentación y manutención de personas a su cargo) no es capaz de satisfacer todas las cuotas de las deudas que tenga (sean cuales sean) a sus acreedores, podemos indicar que se está en una situación de insolvencia.
¿Cómo me puedo declarar insolvente?
Cabe mencionar que, antes de declararnos insolventes, deberemos intentar evitar estar en esta situación. Puede parecer una de las vías más fáciles, pero puede que después de todo sigamos perdiendo dinero y pagando las deudas que tengamos contraídas (aún sin solventar). Alguna de estas soluciones pueden ser pedir prestado dinero a tu banco, familiares, amigos o cualquier persona de contacto que pueda ayudarnos a cubrir esos gastos.
En el caso que no haya más vías posibles, procederemos a la declaración de insolvencia. Para ello, deberemos de pedir una solicitud para la declaración de insolvencia en el Juzgado de lo Mercantil correspondiente al lugar donde vivamos. El juez será el que determine si nos concede o no dicha solicitud, y en caso positivo dictaminará la cantidad económica mínima que recibiremos para nuestra manutención (así como para las personas que estén a nuestro cargo).
Posteriormente, el caso será adjudicado a un Administrador Concursal que procederá a la negociación de la deuda con los acreedores que la hayamos contraída, así como la forma de pago y para resolución del concurso de modo que nos favorezca en la mayor medida posible como persona concursada. Si no se llegase a un acuerdo entre la persona concursada y los acreedores, los bienes familiares de la persona concursada serán liquidados con el fin de poder saldar correspondientemente la deuda que ha estipulado el juez.
Como ya hemos comentado, es importante que evitemos estar en situación de insolvencia, ya que en algunos casos puede perjudicarnos más que ayudarnos. Aunque esto sea así, existen situaciones en las que declararse insolvente puede ser de gran ayuda. En los casos que existan grandes deudas de consumo, se reducirán notablemente si hay suficiente dinero para pagar la hipoteca sin tener que pagar los créditos que se hayan contraído por parte del insolvente.