La ilusión monetaria es un efecto producido cuando un agente se guía por variables nominales en vez de usar las variables reales. Un particular puede tener una ilusión monetaria cuando percibe el aumento nominal de sus rentas pero no el aumento de los precios, pudiendo pensar que está en una situación mejor, pero sin llegar a estarlo. Una situación en la que haya inflación es la mejor forma de ver esto.
Si los precios de una economía han aumentado más que las rentas nominales de las personas, en términos reales las personas se han empobrecido. Esto significa que los consumidores han perdido poder adquisitivo y ha provocado que tomen decisiones indeseables o incorrectas en cuanto a consumo, ahorro o inversión. Por otro lado, las expectativas que se tienen acerca de la evolución del mercado también puede afectar a que se incremente la ilusión monetaria.
Un ejemplo de ilusión monetaria
Como hemos indicado, lo más normal es que la ilusión monetaria se de cuando estamos hablando de salarios en tiempos de inflación. Para ver la diferencia que se puede llegar, lo veremos a través de un ejemplo:
Un trabajador gana 1000 € al mes. Si aumenta el sueldo en un 15 %, su sueldo pasa a ser de 1150 €. El sueldo del trabajador se verá mejorado, pero nada más lejos de la realidad: si existe inflación superior a ese 15% del incremento salarial, el consumidor tendrá menos poder adquisitivo antes de su aumento. Es decir, sucede al contrario de lo que se puede imaginar: el consumidor sale perdiendo y, lo peor de todo, le lleva a realizar acciones de consumo, ahorro e inversión peores.
Por eso hay que tener mucho cuidado con este efecto, pues parece ser beneficioso pero la realidad es bien distinta, al igual que sucede con otros efectos perjudiciales en la economía para los consumidores.