El término riesgo sistemático es también conocido como riesgo no diversificable o riesgo de mercado, y hace referencia, como su nombre indica, al activo financiero que cotiza en bolsa y su riesgo no se puede reducir. Este tipo de riesgo depende mucho de la situación del mercado en el que nos encontremos, ya que habrá mercados que tengan más riesgos que otros que no los tengan.
El concepto de riesgo sistemático junto al de riesgo no sistemático forman lo que se conoce como riesgo total. El riesgo total hace referencia a la probabilidad en la que pueda suceder una pérdida de dinero o de valores. La descomposición sería:
Riesgo total = Riesgo sistemático + Riesgo no sistemático
Para poder calcular el riesgo sistemático deberemos hacerlo a través de la beta del activo financiero (medida de sensibilidad utilizada para conocer cómo varía relativamente la rentabilidad de un activo dependiendo de un índice bursátil de referencia, como el Ibex 35).
Para poder reducir dicho riesgo debemos actuar sobre beta, y para que ello suceda no deberemos de operar en el mercado o no deberemos de adquirir ningún título, lo que reduciría la incertidumbre que se tiene sobre el activo. Para trabajar sobre ello, debemos de introducir en nuestra cartera activos financieros cuyo riesgo contenga una beta baja. Aunque esto dependerá de los objetivos que nos hayamos planteado, ya que sino no tendría sentido seleccionar este tipo de activos.
La diversificación de carteras es la opción más viable para reducir el riesgo no sistemático y, por ende, también reducirá el riesgo total. Esto viene bien si tenemos activos financieros de alta beta pero queremos tener esos activos en nuestra cartera, teniendo la necesidad de diversificar (manteniendo estos activos) y buscar otras soluciones.