Recomendaciones a la hora de avalar un préstamo
Avalar un préstamo puede ser un gran riesgo si es que no conocemos lo que esto significa. Por ello, antes de asumir el papel de un avalista, es conveniente que sigamos algunas recomendaciones.
Consejos que debes seguir para ser avalista
Los avales son garantías de pago que se ofrecen a las entidades bancarias, por lo que si el titular del préstamo no puede afrontar devolución del importe adeudado, será el avalista el que deberá responder por él para hacer frente a la deuda. Es imprescindible tener esto claro para avalar un préstamo. Sabiendo esto, sigue estas recomendaciones para decidir si puedes o debes ser avalista de un préstamo.
Ser consciente de la implicación legal y financiera que conlleva
Conocer el funcionamiento y las responsabilidades que vienen de la mano del aval, es el primer paso y uno de los más importantes, ya que nos veremos implicado en más de un aspecto, que es bueno conocer.
En primer lugar, es relevante tener en cuenta, que el préstamo, aunque tan solo representes un papel de avalista, tendrá influencia en tu historial crediticio, por lo que puede generar problemas para la obtención de otros productos financieros en el futuro. Además de esto, mediante el aval, se toma responsabilidad absoluta, sobre la deuda, en caso de que el prestatario principal no pueda pagarla, lo que significa, que el avalista pasará a ser, legalmente, quien deberá dar respuesta al pago, cargando con la totalidad del mismo.
Conoce tu propia capacidad de pago
Ya que deberás afrontar la deuda en su totalidad, es preferible saber si puedes con ella antes. Conocer bien tu situación financiera y capacidad de afrontar pagos, es un aspecto muy importante y debe ser determinante en la decisión sobre si avalar o no un préstamo. En caso de no verse capaz de hacerlo, es mejor mantenerse al margen y evitar problemas futuros.
Evalúa la situación financiera del prestatario
El empleo, el salario, la estabilidad financiera y el historial crediticio, pueden ser las herramientas claves para decidir si ser o no, el avalista de un préstamo. Conocer su capacidad de pago e historial de créditos, aportará una gran seguridad sobre la decisión y, en caso de que te guste lo que ves, ya sabes que, quizás, no es la mejor idea.
Conoce el contrato del préstamo
Debes tener muy en cuenta lo que se haya pactado en el contrato entre el prestamista y el prestatario, ya que de esto dependerá la suma de dinero que deberás pagar y en cuanto tiempo.
Ten en cuenta que puede que hagan referencia a una deuda propia en el futuro, así que es mejor conocer muy bien la tasa de interés, los pazos de pago y la suma de dinero prestada, de esta forma sabremos si podremos afrontarla o no.
Sé claro con el prestatario
Es de gran ayuda poseer un acuerdo escrito con el prestatario, en el que se dejen establecidas las condiciones para ser avalista y las pretenciones que se tengan con esto. Se recomienda dejar una puerta de salida, si es posible, se pueden establecer condiciones y escenarios en los que el avalista pueda desligarse de la deuda, al menos parcialmente.
Ten en cuenta los riesgos
Muchas veces, los prestatarios y avalistas poseen una relación vincular previa, por lo que es normal encontrarse con familiares y amigos, en este tipo de contratos. Hay que ser consiente de que la condición de avalista, puede generar problemas relacionales y emocionales en las partes, generando disputas y tensiones, debido al incumplimiento de alguna de las partes.
Asesórate
Buscar asesoramiento financiero, puede ser una de las mejores ideas. Esto será de gran ayuda para poder comprender al 100% las condiciones del contrato. Hay muchos riesgos que seguramente no hayas tenido en cuenta y solo los verás con la participación profesional, es mejor consultar antes que afrontar un problema innecesario.
Ser avalista de un préstamo, más allá de que se trate de un ser querido, no es una decisión que se deba tomar de un segundo para el otro. Esto implica ciertos riesgos e implicaciones legales, que es mejor tener en cuenta y, en caso de no estar dispuesto a afrontar, mantenerse al margen. Esto no quiere decir que sea una decisión financieramente peligrosa, ni mucho menos, pero es mejor actuar con cuidado y estar seguro, antes de vernos implicados en un problema difícil.
Ahora que ya sabes las recomendaciones para avalar un préstamo, solo te queda valorar y tomar la decisión más conveniente.