Con el boom de la criptomonedas ya son más los nombres que van apareciendo en el día a día y con los que nos tenemos que ir familiarizando, ya que cada vez poseen más importancia. Aunque anteriormente solo hablábamos del Bitcoin, el mercado de las criptodivisas está creciendo a un nivel exponencial, y cada vez más surgen nuevos proyectos, totalmente diferentes y que son atractivos para las personas que buscan invertir en ellos. En este artículo, vamos a hablar del Ripple (XRP), conocida por muchos como moneda de los bancos.

¿Qué es Ripple?

Ripple, es un sistema virtual de pagos Open Source que utiliza la tencología Blockchain o cadena de bloques para realizar pagos en tiempo real. Se considera la moneda de los bancos porque la utilizan grandes entidades financieras en todo el mundo para realizar operaciones de una forma más rápida y económica.

Ripple
Imagen: pikepicture || Shutterstock

Aunque muchos pensaban que las criptomonedas llegaban para desbancar al sistema financiero tradicional, para que estos también han sabido utilizar las criptomonedas para su propio beneficio. El objetivo de Ripple es crear una plataforma descentralizada que permita realizar transacciones económicas desde cualquier parte del mundo, sin el control de ningún organismo y evitando los grandes bloqueos y sistemas de comisiones que encontramos en los diferentes bancos. De esta forma las operaciones realizadas se hacen al instante y con el mínimo coste.

En los últimos meses el precio del Ripple ha aumentado cerca de un 200%, superando los 3$ a inicios del 2018. Sin embargo, para muchos, el éxito de Ripple no dependerá tanto de su precio como de la aceptación que tenga su sistema para la realización de operaciones económicas.

¿Cómo funciona Ripple?

Una de las ventajas más importantes que ofrece Ripple es solo la rapidez de sus transacciones. Mientras que una transferencia puede tardar varios días en completarse. Ripple tan solo tarda 4 segundos en completar la operación. Otras criptomonedas como Ethereum, que es de la más rápidas, tardan 2 minutos, mientras que el Bitcoin puede llegar a los 30 minutos.

Por otro lado, además, de la velocidad para completar las operaciones, Ripple también supera a sus adversarios en el volumen de transacciones que se pueden realizar. Mientras que Bitcoin ofrece aproximadamente 5 transacciones por segundo, o Ethereum posibilita 15, Ripple ofrece la posibilidad de realizar hasta 1500 transacciones por segundo, algo que permite mucha fluidez a la hora de gestionar grandes operaciones desde cualquier lugar del mundo.

Los creadores afirman que esto se debe al protocolo utilizado en este sistema. El funcionamiento de Ripple es como una cadena de bloques de Bitcoin, pero no se considera cadena de bloques ya que no existen operaciones mineras para la extracción de nuevas monedas. Esto significa que no se pueden crear más Ripple, y el límite se encuentre en 100.000 millones.

Esta falsa «cadena de bloques» solo sirve para verificar transacciones realizadas. Cada uno de los nodos utilizados en Ripple para las transacciones verificadas, hace la función de un sistema de cambio local (a modo de PayPal), lo que hace que siempre se pueden conectar los sistemas de pago tradicionales con los alternativos en la misma red. Lo que diferencia a Ripple de PayPal es que no existen ninguna autoridad central, ya que está descentralizada. Ningún nodo de la red tiene más poder o capacidad que los demás. Se considera como un banco descentralizado que se gestiona por sí mismo.

 

Cabe destacar que Ripple no es muy apreciada por grande parte de la comunidad Bitcoin, ya que le critican su fuerte dependencia a la entidad que la gestiona. Para muchos no es una criptomoneda totalmente descentralizada, sino que es una descentralización parcial, por lo que rompe para muchos con una de las bases fundamental de las criptomonedas. Aun así, debemos tenerla muy presenta por las últimas subidas que han tenido su cotización y por la posible implantación en los sistemas financieros mundiales.