Póliza de crédito

Todo lo que debes saber sobre las pólizas de crédito

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Dentro de las distintas opciones que poseen las empresas para obtener liquidez y afrontar pagos inesperados, las pólizas de crédito, son uno de los productos financieros a destacar. Estas permiten a las empresas, acceder a una línea de crédito que les aporte capital de una manera flexible, dentro de los parámetros estipulados por la entidad bancaria.

Para una empresa, las fuentes de financiación suponen una ventaja grande, si se gestiona de la manera correcta. Por ello, es necesario que tengamos en cuenta cuáles son las opciones posibles que podemos encontrar. Hoy, te vamos a hablar de una de ellas: las pólizas de créditos.

¿Qué es y para qué sirve una póliza de crédito?

Frente a la necesidad de liquidez por parte de una empresa, una de las opciones financieras con las que pueden contar, son las pólizas de crédito. Estos productos financieros se basan en que un banco, dispone un monto máximo de dinero, para la utilización por parte de la empresa.

A diferencia de otros productos financieros, mediante las pólizas de crédito, no se entrega la suma de dinero directamente, como se podría dar en los préstamos, sino que, se abre una línea de financiación, desde la cual es posible acceder al dinero que nos han concedido siempre que sea necesario y solo responder por la cantidad de dinero utilizada y no por el total entregado por el banco.

Al igual que otros productos financieros, estos son de gran utilidad en el momento en que son necesarios, en este caso, hablamos de la posibilidad de disponer de dinero, que permitirá afrontar situaciones imprevistas. De esta manera, las empresas pueden disponer de una suma limitada, la cual va a depender de lo pactado con el banco. Mediante esta opción, es posible utilizar la financiación, pero con base en la necesidad, sin posibilidad de tener sobrantes por los que pagar.

¿Cómo funciona una póliza de crédito?

Las pólizas de crédito, se caracterizan porque la empresa que recibe el crédito, solo debe responder por el total utilizado y no por el total que dispone el banco. Esto es así, ya que solo se paga intereses por lo que se utiliza y no por el total del capital contratado.

Por ejemplo, si se solicita una póliza de crédito por 10.000 €, se obtiene esa suma como máximo a utilizar, pero si solo son utilizados 7.000 €, al momento de la devolución, solo se pagarían intereses por esos 7.000 € que han sido utilizados y no por los 3.000 € sobrantes.

El plazo de una póliza de crédito, suele ser de un año, con la posibilidad de renovarlo, una vez finalizado dicho año. En caso de tener intenciones de renovar, el banco que otorga el crédito volverá a revisar la situación en la que se encuentra la empresa y su solvencia. Es por esta revisión, que muchas veces las pólizas de crédito son renovadas, pero con ciertas variaciones en sus condiciones.

Diferencias entre una póliza de crédito y un préstamo

Es muy normal confundir una póliza de crédito con un préstamo, y esto es así, ya que, entre estos dos términos abundan las similitudes.

Para comenzar, son dos tipos de financiamiento bancario a los cuales una empresa puede acceder, por lo que, si nos referimos a la necesidad de obtener liquidez de manera inmediata, los dos productos financieros pueden ser respuestas correctas.

La diferencia entre estos, radica en la disponibilidad y gestión del capital. En el caso de los préstamos, en el momento en que se llega a un acuerdo, se recibe la suma total del préstamo, en la cuenta bancaria. Estos no se da igual en las pólizas de crédito, ya que, como se explicó anteriormente, solo se accede al dinero cunado este se necesita y solo se obtiene el monto deseado.

Otra diferencia importante radica en la metodología de cancelación, la cual, en el caso de los préstamos, se va a abonar el total del dinero prestado por la entidad bancaria y se le sumaran comisiones e intereses, dependiendo de la gestión del préstamo por parte de la empresa. En las pólizas, la empresa responde solo por lo que ha utilizado.

Podríamos concluir, que los préstamos están orientados a la cancelación de una deuda o un compromiso de pago, en un momento específico, mientras que, en el caso de las pólizas de crédito, se busca tener disponible una suma determinada de capital, para poder afrontar pagos y financiar proyectos, a medida que van surgiendo.

Estas no son las únicas diferencias que se deben tener en cuenta. Es importante tener en cuneta los siguientes puntos:

  • Los préstamos tienen un plazo de tiempo determinado para la cancelación y finalización del producto. Esto es diferente en el caso de las pólizas de crédito, las cuales, más allá de poseer un plazo (generalmente un año), suelen ser renovados.
  • Una de las mayores diferencias, es sobre el cobro de intereses, los cuales, en el caso de los préstamos, se cobran sobre el total del dinero prestado. Mientras que, en las pólizas de crédito, solo se tiene en cuenta la suma de dinero utilizado.
  • En cuanto a los intereses, tienden a ser mayores los respectivos a las pólizas de créditos, que los pertenecientes a préstamos
  • Mediante las pólizas de crédito, es posible disponer de más dinero, a medida que se va reponiendo el utilizado. Siempre que no supere el límite.

¿Cómo adquirir una póliza de crédito?

La adquisición de una póliza de crédito, se puede realizar de manera online o físicamente en la entidad bancaria que se desee. Se debe presentar una solicitud, la cual es evaluada por el banco, con base en la solvencia económica de la empresa y la viabilidad de la operación. Terminada la evaluación, el banco presenta las condiciones a las cuales está dispuesto a otorgar la póliza de crédito, estipulando intereses, honorarios o plazos. Para la obtención, hay que tener en cuenta la situación en la que se encuentra la empresa, conociendo detalladamente las necesidades y la capacidad de obtener liquidez. Una vez conociendo las necesidades de la empresa, es momento de investigar y comparar. Hay que conocer las distintas ofertas de cada entidad bancaria, para poder apuntar a aquella opción que resulte más conveniente. Adema de la situación de la empresa y de las ofertas de los bancos, se deben tener en cuenta los costos asociados a las pólizas de crédito, los cuales variaran dependiendo de cada entidad bancaria y la situación de la empresa. Dentro de estos gastos, se pueden encontrar:

  • Comisiones de apertura: se establece en la emisión de la póliza de crédito. Corresponde a un porcentaje del total solicitado y no suele superar un 2%.
  • Comisiones de disponibilidad: este coste, se calcula sobre el total disponible no utilizado por la empresa. Utilizando el ejemplo anterior, se tomaría el sobrante de la póliza de crédito, que representa 3.000 € y se pagara por él un porcentaje que suele rondar el 0,1%.
  • Comisiones por saldo excedido: En el caso de sobrepasar la cantidad concedida por la entidad bancaria, se deberá pagar un interés añadido, que estará por arriba del saldo medio dispuesto.
  • Comisiones al saldo utilizado: son los intereses que se cobraran por el total del dinero utilizado.
  • Comisiones de revisión anual: estas comisiones, solo son aplicadas en caso de renovación y la suma a abonar, suele coincidir parcialmente con la comisión de apertura.

Ventajas y desventajas de las pólizas de crédito

Al igual que otros productos financieros, las pólizas de crédito, poseen aspectos que resultan favorables y ventajosos, como también puntos negativos o no tan favorables. En otras palabras, ventajas y desventajas o pros y contras:

Ventajas

  • Mediante las pólizas de crédito, es posible acceder a cierta flexibilidad en la utilización del dinero, ya que te permite usar solo la cantidad deseada, en el momento deseado, y reponerlo, cuando no sea necesaria su utilización.
  • Los interese que se deben pagar, dependen de la suma de dinero que se utilice, lo que hace que, el total a abonar, dependa de como la empresa decida utilizar la póliza de crédito.
  • Dan la posibilidad de acceder a dinero líquido, en el momento en que se necesite, teniendo siempre presente el total disponible, de esta manera, resulta más sencillo afrontar situaciones imprevistas
  • Es posible renovar la póliza de crédito, lo que permite a la empresa mantener la suma de dinero disponible para pagos futuros.

Desventajas

  • La empresa solicitante depende de la entidad bancaria para la obtención de liquidez, lo que limita su accionar, ya que no puede afrontar pagos imprevistos de manera autónoma.
  • Una de las desventajas principales, es compartida con la gran cantidad de productos financieros que se pueden adquirir. Esta se trata de la posibilidad de entrar en un proceso de endeudamiento, que sea difícil de saldar, con una póliza de crédito, es posible que la empresa se endeude de manera excesiva.
  • Poseen comisiones e intereses altos, acordes a la practicidad y comodidad de su uso.

¿Qué pasa si no puedo pagar una póliza de crédito?

Antes de cuestionarnos la pregunta del título, es importante que tengamos en cuenta que si hemos decidido abrir una póliza de crédito, ha sido porque nos hemos visto capaces de afrontar los intereses y las cuotas que la entidad financiera nos planteaba.

No obstante, las consecuencias que se derivarán del impago de las cuotas de una póliza de crédito no son buenas. Se recomienda, en la medida de lo posible, hacernos cargo de los impagos que se plantean cuanto antes mejor, para evitar mayores disgustos con el paso del tiempo.

En cualquier caso, desde que se es consciente de que existen impagos, la entidad financiera en cuestión reclamará unos intereses de demora, que serán más elevados que los intereses que se le cobraban inicialmente al particular. Adicionalmente, es posible que se le cobre también una comisión por reclamación de posiciones deudoras, coste derivado por avisarnos de que debemos mensualidades y que es emitida por la entidad.

Llegados a este punto y, tras haber superado el segundo mes, tendremos que andar con cuidado, ya que la entidad habrá introducido nuestro nombre en ficheros como ASNEF que nos calificarán como morosos, hasta que paguemos lo que debemos. La buena noticia es que la entidad deberá hablar con nosotros y ofrecernos una forma de devolver el dinero de una forma amistosa.