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Muchas personas creen que un bien nuevo siempre vale más que uno usado. Sin embargo, este podría ser un grave error. En una operación económica se encuentran en juego diversos factores que podrían hacer que el bien de segunda mano adquiera un valor superior al nuevo. Un ejemplo de ello se aprecia en la vivienda.

Dentro del mercado inmobiliario hay muy pocas certezas. Pensar que siempre una vivienda nueva vale más que una usada es un gran error. Por ello, es importante tomar en cuenta todos los factores que podrían intervenir en el precio de la vivienda antes de pensar en su verdadero valor.

La localización del inmueble influye de manera trascendental en el precio. Un piso que se ubica en el centro de una ciudad puede valer más que uno que se sitúa en la periferia. Del mismo modo, si en una calle ya no hay nada nuevo, el precio de la vivienda de segunda mano se incrementa en ese lugar.

Otro factor a tomar en cuenta es que una vivienda nueva podría suponer un proyecto a largo plazo. Sin embargo, una vivienda de segunda mano ofrece inmediatez. Esto también podría intervenir en el precio del inmueble.