Una operación doble, también denominada operación simultánea, está constituida por dos compraventas vinculadas en sentido contrario. Es decir, se contratan al mismo tiempo pero tienen momentos de liquidación distintos. Para el cliente que compra los valores en la primera transacción de la operación doble, se trata entonces de una adquisición temporal, mientras que para su contrapartida de trata de una cesión temporal.

Estas operaciones dobles tienen una gran utilidad y es que permiten cubrir carteras cortas de renta fija pública, ya que en la operación se transmite la disponibilidad del título de renta fija, con compras de simultánea (operación doble). Todo esto se realiza de esta manera porque los bancos no pueden “vender”, es decir, ponerse en una posición corta (esto significa que se esperan bajadas en bolsa, lo que supone vender un activo que no hemos comprado antes) en una operación de renta fija sin tener la disponibilidad del título. Así que se compran operaciones dobles durante periodos cortos de tiempo para obtener este título. Por tanto, una de las finalidades de la operación corta es que las entidades puedan tomar posiciones cortas en sus mesas de tesorería.

Diferencia entre operaciones simultáneas y operaciones repo

Estas operaciones suelen ser diferenciadas siempre con las operaciones repo. Estas solo pueden ser utilizadas con clientes, y no permiten la transmisión del título, ya que están configurados para evitar el riesgo de contrapartida. Entonces, la operación doble o simultánea, y la de repo, son operaciones financieras que consisten en la compra/venta de unos valores, pero con la promesa de recomprarlos/revenderlos al cabo de un tiempo, es decir, se realizan dos operaciones de signo contrario con distinta fecha de ejecución. Estas operaciones se suelen utilizar en periodos cortos de tiempo, en los que normalmente se negocian activos financieros de corto plazo (bonos del Estado, letras u obligaciones).