La definición de volatilidad es el mecanismo que mide la variabilidad de las trayectorias o fluctuaciones de los precios, de los tipos de interés, de las rentabilidades de un activo financiero y de cualquier activo financiero del mercado.
Cuando el precio de un activo refleje muchos movimientos y de manera muy rápida se dice que es muy volátil y únicamente mide el comportamiento pasado del fondo.
¿En qué consiste la volatilidad en finanzas?
La RAE define que la volatilidad es la inestabilidad de los precios en los mercados financieros. Aborda por lo tanto la variación de la rentabilidad de un activo financiero respecto de su media durante un plazo de tiempo concreto.
Este término se usa cada vez más en el ámbito de las finanzas y en los fondos. La volatilidad de un fondo de inversión refleja cómo la rentabilidad de un determinado fondo se ha desviado de la media histórica. Por eso se emplea la desviación típica como indicador de volatilidad.
Cuando se trate de una desviación típica elevada implicará que las rentabilidades del fondo han sufrido importantes variaciones, mientras que si fuese una desviación típica baja reflejará que las rentabilidades fueron más estables en el tiempo.
La volatilidad también es uno de los aspectos más importantes a la hora de realizar inversiones en los mercados financieros. Hace referencia a la magnitud con la que oscilan los activos financieros. A mayor magnitud de movimiento, mayor volatilidad. Es el caso de las criptomonedas, cuya cotización se dice que es muy volátil, debido a las fuertes subidas y bajadas que se producen de forma asidua.
La volatilidad en bolsa influye a la hora de decirse por un producto concreto en el mercado. Por lo general, los inversores se interesarán por aquellos activos que se mueven de forma más fuerte que otros, por lo que buscarán activos volátiles. Por su parte, otro grupo de inversores, los que piensen más a largo plazo, optarán por las inversiones poco volátiles.
La volatilidad puede ser de dos tipos: a corto plazo, y a medio y largo plazo.
