En términos financieros el coeficiente de caja es un porcentaje que se calcula sobre el total de los depósitos con que cuenta una entidad financieras, como un banco o caja de ahorros. Este porcentaje se debe conservar por las entidades financieras en estado líquido y mantener de forma obligatoria en el banco central de cada país, como por ejemplo en el Banco de España.

Habitualmente los bancos y cajas de ahorro movilizan rápidamente el dinero que sus clientes depositan en la entidad, dado que conservarlo inmovilizado íntegramente supondría un elevado coste de mantenimiento y seguridad. La mayor parte de ese dinero es utilizado por la entidad financiera con el fin de obtener un mayor rentabilidad, invirtiendo en bonos y valores o utilizándolo para conceder préstamos, hipotecas y diversos productos de financiación.

El coeficiente de caja también es conocido como coeficiente de reservas o coeficiente de encaje bancario. Se define como la cantidad de reservas mínimas que debe tener un banco o caja de ahorros, lo que quiere decir que las entidades financieras no pueden invertir o prestar esa cantidad y deben conservarla para evitar fallos de liquidez o riesgo de quiebra, siendo la principal función del coeficiente de caja precisamente esa, evitar la quiebra del sistema bancario y garantizar la solvencia a corto plazo de las entidades financieras.

Cálculo del coeficiente de caja

El valor del coeficiente de caja lo define el Banco Central Europeo para todos los países de la eurozona, estableciendo el porcentaje mínimo de reservas que deben mantener todas las entidades financieras. Actualmente en la eurozona el porcentaje que se aplica como coeficiente de caja es el 1%, lo que significa que las entidades financieras deben mantener en estado líquido un 1% de los saldos sobre determinados tipos de pasivos que posea al final de cada mes.

Efectos de las variaciones del coeficiente de caja

Al igual que ocurre con los tipos de interés o cualquier decisión que toman los Bancos Centrales, las variaciones que se realizan sobre el coeficiente de caja tienen sus consecuencias en las economía. Por ello, es interesante saber qué puede ocurrir en el caso de que aumente o disminuya el coeficiente de los bancos.

Para empezar, debemos tener en cuenta que el aumento del coeficiente de caja se traduce en la reducción del dinero que existe en circulación. Es lógico, ya que si los bancos tienen una determinada cantidad de dinero y tienen que acumular un mayor porcentaje para aumentar sus reservas mínimos, tendrán menos dinero para ofrecer en forma de crédito.

Es muy normal encontrar este tipo de decisiones a épocas de recesión o crisis, con el objetivo de que los bancos no se contagien de la situación económica y se produzca un equilibrio entre el crédito que dan y el dinero que reciben. Estas decisiones suelen ir acompañadas del aumento de los tipos de interés, para encarecer el préstamo y conseguir aumentar las reservas de los bancos.

Mientras que estas decisiones se realizan para políticas de contracción de la economía, la bajada de los coeficientes de caja, se asocia con políticas de expansión, ya que la buena situación económica no obliga a los bancos a tener reservas tan grandes de dinero y les permite actuar con una mayor liberta. Esto provoca que exista una mayor cantidad de dinero que circula en la economía, lo que aporta un mayor dinamismo. De esta forma, se favorece el crédito que permite el consumo y la inversión para reactivar el flujo económico.