Las empresas tienen en la gran parte de los casos ciertos establecimientos, que tienen una relación de dependencia con las diferentes sedes principales (origen) y fuente de otras sucursales. Las sucursales nacen a raíz de la expansión empresarial, todo con el objetivo de conseguir más clientela o abarcar un mayor campo de mercado. Todo esto produce que haya una gran dispersión territorial de la actividad empresarial.
Características de las sucursales
Las sucursales son establecimientos secundarios y debe tener una actividad continua, es decir, debe tener una representación permanente y un representante que se encargue de la gestión en sí. Pero, esta gestión debe tener una cierta autonomía y también tendrá que poder desarrollar toda la actividad que conlleva el objeto de la empresa principal.
Una sucursal puede ser creada tanto por tanto por empresarios individuales como por sociedades u otras entidades. Entonces, la denominación de la sucursal puede ser la misma que la del establecimiento principal.
La actividad de una sucursal es diferente a todo lo demás. Carece de personas físicas y no tiene ni un verdadero capital social ni un objetivo en concreto. Pero la sociedad le proporciona fondos para que la sucursal pueda desarrollar actividades que tenga encomendadas. Para el desarrollo de su actividad, la sociedad principal suele nombrar a un director principal de la sucursal, pero nunca como representante de esta, ya que carece de personalidad jurídica.
¿Y cómo se cierra una sucursal? La sucursal se eliminará cuando el establecimiento principal lo ordene. Se puede cerrar por dos vías:
- Por decisión propia de la sociedad matriz.
- Por extinción de la misma.
Todo este trayecto se realizará por los organismos creadores de la sucursal, salvo que se establezca lo contrario en los estatutos. Así que las sucursales son organismos independientes y sin personalidad jurídica.