Este término responde al acrónimo en inglés Earnings Before Interest and Taxes (beneficio antes de intereses e impuestos, en español). Sin duda alguna, es uno de los indicadores de la empresa más relevantes, sobre todo, al hablar de los estados financieros y contables ya que nos permiten hacer una comparativa de los resultados empresariales entre entidades.
Básicamente, es un indicador sobre el resultado de explotación de una entidad empresarial que no tiene en consideración los ingresos ni los costes financieros (intereses), ni la carga de impuestos sobre la empresa que principalmente dependerá del impuesto de sociedades (tipo impositivo).
Es importante saber que no es una magnitud especialmente importante para las compañías ya que, en definitiva, la información que los inversores quieren saber es el beneficio que resulta después de impuestos y costes financieros, resultado que constituye el beneficio final que se debe repartir entre los accionistas.
No obstante, el EBIT tiene mayor peso dependiendo del país (la carga fiscal), y la manera de financiación del activo; este peso relevante recae, por ejemplo, al comparar el beneficio de diferentes empresas. Si bien, el beneficio final entre empresas puede ser igual, no quiere decir que nos encontremos en una situación igual. Ya que por poner un ejemplo; si hablamos de dos empresas ubicadas en España o Belice, respectivamente; la empresa española tendrá más mérito debido a que la carga fiscal es mayor. Igualmente, otro supuesto en el que el EBIT puede variar es al analizar cuántos recursos de financiación son propios y cuántos externos.
En esta línea, el EBIT se considera un excelente indicador para calcular la capacidad que tiene una empresa para obtener beneficios. Obviamente, sacando del cálculo la repercusión negativa que tienen los tipos de interés en caso de una deuda. Además, permite hacer comparativas entre empresas sin tener en consideración ni el país en el que la actividad tiene lugar ni la manera cómo haya obtenido la financiación.