Se utiliza la denominación, coste de ventas, para hacer referencia al montante total de los costes de producción de todas y cada una de las mercancías o productos vendidos. En este sentido, es importante tener en cuenta que dentro de lo anterior se incluyen tanto costes directos, como indirectos. Además, el coste de ventas, puede ser el mismo o diferente, según las especificaciones la normativa nacional, en términos contables y fiscales.
¿Cómo calcular el coste de ventas?
Desde un punto de vista contable, la fórmula del coste de ventas es muy simple:
Se trata del resultado de adicionar al valor del inventario al comienzo del ejercicio anual, todos los gastos en que se haya incurrido para la producción, así como las compras de materias primas realizadas, a los precios en que se hayan ido realizando. Lógicamente, el resultado nos dará el coste de las mercancías vendidas, pero también de las inventariadas. Por ello, para determinar únicamente el coste de ventas en un ejercicio económico, a la cantidad anterior, habrá de sustraerse el valor del inventario final de las mercancías.
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante saber que el coste de ventas no tiene porqué ser uniforme en cuanto a su forma de cálculo en todas las compañías. Esto no implica que no se aplique la fórmula del coste de ventas. Sin embargo, para la determinación del citado coste, intervienen los criterios de valoración de los inventarios. Y, como es sabido, según se utilice uno u otro, el valor de inventario al inicio del ejercicio y al final, son distintos.
Los criterios más comunmente utilizados para la valoración de inventarios o mercancías son el FIFO., “first in first out”, el LIFO, “last in first out”, y el precio medio ponderado. Por último, indicar que dentro del coste de ventas se tienen en cuenta, además de los costes de productos y materias primas, los gastos de transporte o envío, los costes de almacén, los costes directos, incluyendo mano de obra y generales de fabricación, y la depreciación.