Las siglas I+D+I hacen referencia a los términos Investigación, Desarrollo e Innovación, concepto superior al ya existente I+D (Investigación + Desarrollo). El concepto se alarga más cuando se juntan ciencias puras y ciencias sociales, siendo el resultado de unir tecnologías, información y comunicación.
Desde que existe este término más amplio, se hace necesario un proceso de retroalimentación continuo que aliente el contexto en el que se encuentran las empresas o instituciones que quieren adaptar este término a su producción o áreas de conocimiento. De este modo, nos encontramos que la investigación trata de invertir para obtener conocimiento; mientras que la innovación invierte en conocimiento para obtener dinero.
La importancia de este término radica en la posibilidad de convertirse en una importante fortaleza frente a productos o procesos que son capaces de diferenciarse de su competencia y ganar en poder y en posición. Por esto mismo, muchos gobiernos abogan por difundir en sus discursos tales promesas que velan por un futuro más innovador y apostante por el I+D+I.
Obviamente, para que todo esto se pueda llevar a cabo es necesario que se tenga conocimiento de lo que se está haciendo y de la importancia de la repercusión de las acciones que se tomen. Por ello, los Gobiernos y Estados interesados elaborarán Planes Estatales de Investigación, capaces de aprovechar los recursos tecnológicos a su disposición, así como diferentes técnicas innovadoras capaces de lograr los objetivos que se proponen.
En el caso de España, a nivel general desde el Gobierno, se intentan crear planes y ofrecer ayudas y subvenciones para que este proceso se lleve a cabo. Además, cada Comunidad Autónoma invertirá lo necesario para ayudar a empresas y particulares lograr ciertos objetivos que le permitan posicionarse en un alto nivel en cuanto a I+D+i.