El término de abintestato es un término que procede del latín y que significa «sin testamento», refiriéndose, en concreto a procedimientos judiciales que se derivan del testamento (en este caso nulo) de alguna persona. Vamos a detallar en qué consiste.
Cuando una persona muere, es necesario que se haya redactado previamente un testamento en el que se indica qué bienes y ganancias se quedan qué personas. Si la persona que fallece y previamente no ha formalizado un testamento o, en su defecto, el testamento se ha declarado como nulo o ha perdido validez, es cuando se aplicaría el abintestato.
También existe el caso en que el testamento se ha formalizado pero no se han nombrado sucesores, por lo que en contra a ello se debería seguir la jerarquía de sucesión natural.
Por tanto, el abintestato puede definirse como un proceso en el que se solicita una herencia por parte de aquellas personas que creen pueden ser beneficiarias de los bienes de la persona que ha fallecido y no ha podido formalizar un testamento o este se ha declarado nulo. Este proceso deberá hacerse ante notario o en los juzgados. Además, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Se respeta el orden de sucesión hereditaria: los hijos o nietos serán los primeros; seguido de padres o abuelos; para posteriormente ser los cónyuges quienes se beneficien.
- Si ninguno de estos grupos ha sido mencionado en el testamento, correspondería a hermanos o sobrinos, aunque el proceso se dificulta al tener que llevarlo a juzgados.
- En el caso de que queramos beneficiarnos de la herencia, la potestad recae sobre los notarios, siendo una de las opciones más baratas en cuanto a dinero y tiempo de hoy en día.