Según la teoría de la utilidad cardinal podemos observar y cuantificar lo satisfecho que está un cliente con un producto o servicio así como la utilidad de los mismos. Este es el principio básico en que se se funda el término económico de utilidad cardinal. De esta forma se podría decir que la utilidad cardinal sirve para medir las expectativas de los clientes ante la utilidad de los bienes y servicios, más allá de lo esperado por su valor monetario.

¿Cómo se mide la utilidad cardinal?

Los útiles son la unidad de medida de la utilidad cardinal ya que permiten adicionar, ordenar y comparar los datos al igual que si fueran números. Para entender cómo mide el grado de utilidad de un bien o servicio, esta medida le otorga un valor determinado al consumo de una cesta, ya sea de bienes o de servicios, según las prioridades del cliente y de cuánto se consuma cada producto.

¿Qué pros y contras tiene la utilidad cardinal?

La medición de la utilidad cardinal resulta muy beneficiosa en algunos casos, pero en otros también puede acabar siendo contraproducente o difícil. Entre los beneficios de calcular la utilidad cardinal encontramos:

  • Saber exactamente la valoración de un bien o servicio por parte de una persona
  • Poder organizar los productos en base a una mayor o menor utilidad de cara al cliente
  • Comparar directamente las valoraciones de los clientes
  • Ayuda a conocer la utilidad marginal que conlleva consumir una unidad extra del bien o servicio

No obstante, todo esto es teoría, pues en la práctica no se puede medir de forma exacta lo satisfecho que está un consumidor con un bien o servicio. Esto se debe a que el valor que le otorguemos no será justo y tampoco se podrán comparar ya que la satisfacción es personal e individual. Por tanto, la utilidad cardinal sólo puede existir en un marco teórico, pero no en la realidad.