Free rider es una expresión inglesa utilizada en economía, y viene a referirse a aquellos consumidores de bienes o servicios indivisibles, sobre todo públicos y que se benefician de ellos sin pagar contraprestación alguna. En español, es denominado también “problema del polizón”. Dicho en otras palabras, este problema surge como cuando una persona (polizón) trata de recibir un beneficio por utilizar un bien o servicio pero evita pagar por él.

El gobierno trata de hacer frente a estos problemas de free rider mediante normas fiscales y reglamentos. Sobre todo lo que quieren es evitar un impacto en el medio ambiente y un uso excesivo de los recursos. Por eso a los polizones se les conoce también como “consumidores parásitos”, porque la mayoría de las veces consumen bienes y servicios financiados por otros y de los que ellos no pagaron nada. Por ejemplo, cuando existen bienes públicos como parques, alumbrado, policía, etc., los polizones se aprovechan del hecho de que no es posible excluirlos del consumo, y entonces se niegan a pagar por ellos. Algo que no es nada justo, y crea un problema de provisión, ya que aunque muchos consumidores valoran estos servicios que se entregan, habrán quien los utilice pero no ayude en su financiación, y finalmente no es equitativo para todos.

De hecho, dada la situación anterior, la gran parte de los bienes públicos son suministrados por el gobierno y financiados por impuestos obligatorios que todos los consumidores tienen que pagar.

Otro ejemplo de estos free rider ocurre cuando los vendedores se esfuerzan entregando información valiosa de los productos a los clientes. Este esfuerzo implica un costo, ya que se requiere la contratación de vendedores cualificados. Si al cliente no le interesa la información, se dirigirá a otra tienda y el encargo le ofrecerá información sin ningún esfuerzo, entonces actúan como polizones ya que se aprovechan del esfuerzo y los clientes de otros.