Si hay un término económico que todos deberíamos conocer, ese es el de renta personal. Normalmente, es uno de los conceptos clave dentro de la macroeconomía, pero también debería de ser un término presente en la vida y la economía doméstica. La razón es que la Renta Personal es aquella renta que perciben las personas físicas y las empresas que no se constituyen como sociedad mercantil. Si lo trasladamos al mundo macroeconómico, la Renta Personal corresponde a la parte de la renta nacional recibida por los individuos.
¿Cómo se calcula la renta personal?
Para calcular los ingresos personales de los individuos se tienen en cuenta tanto las fuentes de ingresos principales como las cotizaciones que se pagan individualmente. Los sueldos y los salarios son las fuentes de beneficios que más peso tienen a la hora de calcular la renta personal, pues suponen alrededor del 55%. Sin embargo, a esas ganancias hay que restarles diversos impuestos y pagos para poder obtener la renta personal total.
En términos macroeconómicos, los cálculos de la Renta Personal se hacen restando los beneficios no distribuidos por las empresas (Bnd), los impuestos sobre los beneficios (Tb) y las cotizaciones a la Seguridad Social (CSS)a la renta nacional neta (RNN), para después sumarle las transferencias del Estado a las economías domésticas (TR).
La fórmula exacta para calcular la renta personal sería:
Renta personal (RP) = renta nacional neta (RNN) – beneficios no distribuidos por las empresas (Bnd) – menos los impuestos sobre los beneficios (Tb) – menos las cotizaciones a la Seguridad Social (CSS) + las transferencias del Estado a las economías domésticas (TR).
Además de la renta personal total, existe la renta disponible, que es aquella cantidad de dinero de la que disponen las familias o empresas para poder gastarlo o ahorrarlo tras restarle los gastos correspondientes a impuesto o tasas domésticas, e incluso penalizaciones.