Una comisión es un porcentaje sobre el valor de una determinada transacción o actividad que se cobra al cliente o se paga al vendedor como fruto de las funciones que se ha desempeñado. Esta comisión se materializa en dinero que se cobra como un incentivo por determinados esfuerzos o como un cobro por una determinada operación.

Las comisiones, pues, como hemos indicado, pueden ser parte de la estructura salarial de determinados trabajadores, normalmente vendedores que tienen que cumplir ciertas condiciones para obtener dicha cantidad.

Es decir, los vendedores tienen su salario dividido en dos: una parte fija + una parte variable (en función de lo que son capaces de vender). Si esta estructura salarial se cumple, debemos aclarar que esto se hace para incentivar la competitividad en el trabajo o para que se alcancen ciertos objetivos mensuales impuestos por la compañía o superiores.

En cuanto al tipo de comisión para remunerar a los vendedores, podemos destacar los siguientes más habituales:

  • De forma lineal. Se paga comisión según la cantidad a la que se ha establecido.
  • Por margen. Las comisiones se aplican según el margen que obtiene el vendedor. Es decir, se aplica la relación precio venta efectivo/precio de venta mínimo. Dependiendo de la cantidad a la que consigue vender el bien o servicio, obtendrá más o menos porcentaje, siempre partiendo de un mínimo.
  • De escala. Se fijan comisiones según un rasgo de valores y los vendedores podrán obtener un porcentaje diferente de comisiones dependiendo de las ventas que logre alcanzar a producir. Es decir, que cuanto más venda, más comisiones conseguirá (aunque, en algunos casos dicha escala suele funcionar al revés).

Por otro lado, también puede existir la posibilidad de que la comisión sea el medio de cobro de una determinada transacción. En este caso, las comisiones suelen determinarse según el grado de competencia que hay en el mercado, así como la información con la que cuenta el cliente.