En términos de economía, un bien es un elemento que satisface la necesidad de una demanda y de una población. Por tanto, un bien económico es un servicio material e inmaterial que está presente en el mercado y puede ser adquirido por una persona pero de forma limitada. Esto quiere decir que los bienes tienen fecha de caducidad y se pueden agotar.
Además, para comprender el concepto de bien económico debemos tener en cuenta que todos y cada uno de ellos tiene un precio determinado, un valor atribuido que puede variar a lo largo del tiempo. De hecho, un mismo bien puede ver cómo sus características y prestaciones varían a lo largo del tiempo.
¿Es lo mismo un bien que un servicio?
No. De hecho, una de las principales diferencias entre bien y servicio es que los servicios tienen una mayor durabilidad en el tiempo, por tanto, pueden ser consumidos de forma prolongada, sin tan siquiera caducar. Lo que tiene en común el bien con el servicio es que en ambos casos se persigue la satisfacción de una necesidad para el consumidor.
¿Cómo se clasifican los bienes?
En función de la necesidad que cubran o cuál sea su objetivo, nos encontramos con varios tipos de bienes y cada uno de ellos es libre o limitado. Así es la clasificación de los bienes y qué características presenta:
- Los bienes que se clasifican según su naturaleza y pueden ser al mismo tiempo bienes muebles o bienes inmuebles. Por una parte, los bienes muebles son los que pueden mover y trasladar de un lado a otro. Por otra parte, los bienes inmuebles son aquellos que no se pueden mover, son fijos y no se pueden trasladar de lugar, es el caso de una casa.
- Los bienes que se clasifican según su función: pueden ser de consumo, intermedios o de capital. Los de bienes de consumo son aquellos que serán consumidos en un periodo relativamente corto a su adquisición. Los bienes intermedios serán aquellos que para que sean consumidos tendrán que pasar antes por un un previo periodo de transformación, es el caso de materias primas como la madera. Los bienes de capital serán aquellos que forman parte del proceso de producción de un bien o servicio, es el caso, por ejemplo de las instalaciones de una empresa.
- Los bienes que se clasifican en función de su duración: establecemos una diferencia entre los bienes durables, que son los que permanecen en nuestra vida durante un periodo de tiempo amplio. Luego, los bienes que no son durables y su consumo es reducido, porque nada más tienen un uso. Por último, nos encontramos con aquellos bienes cuya durabilidad es perecedera, es decir, que podrán ser consumidos durante un periodo de tiempo breve.
- Los bienes que se clasifican según su propiedad y son públicos, cuando pertenecen a una entidad pública y podrán emplearse por todos los ciudadanos, o privados, que solo podrán emplearse por aquellos quienes sean de relativamente sus propietarios, usuarios o dueños.
- Los bienes que se clasifican según su comportamiento o demanda: son los bienes complementarios, sustitutivos, normales e inferiores. Los bienes complementarios hacen referencia a aquellos que se adquieren de forma conjunta. Los bienes sustitutivos son aquellos que compiten entre ellos, porque el consumidor tiene varias opciones para satisfacer esa necesidad. Los bienes normales serán siempre aquellos que van subiendo a la par que aumentan las capacidades de adquisición y consumo del consumidor. Finalmente, los bienes inferiores serán aquellos cuyo consumo descienda en la medida que las capacidades de adquisición del consumidor aumenten.