El concepto de vida útil de un activo hace referencia al periodo de tiempo durante el cual se espera que un determinado activo de una empresa contribuya a la generación de ingresos.

Para determinar la vida útil de un activo hay que tener en consideración el desgaste por el uso, la participación de factores naturales, los cambios en la demanda de los bienes o servicios a cuya producción o suministro colabora, así como la posible obsolescencia a consecuencia de los avances tecnológicos.

Tipos de activos

En una empresa hay que distinguir entre activos fijos y activos circulantes. Los primeros no están sometidos al ciclo económico a corto plazo y engloba el mobiliario, las oficinas, vehículos y material informático entre otras cosas. Su función consiste en garantizar el correcto funcionamiento del negocio y no para obtener liquidez a corto plazo, como es el caso de los activos circulantes.

Todos los activos tienen fijado un tiempo en que pueden ser usados por la empresa y por lo general se concreta en número de años. Para calcular la vida útil se suelen basar en experiencias previas, ya sean propias o de otras compañías.

Vida útil en contabilidad

La definición de vida útil de un activo permanece muy vinculado al término de depreciación. Y es que para calcular la amortización o depreciación de un activo fijo hay que conocer tanto la vida útil como el valor residual.

Para saber el grado anual de depreciación existen distintos métodos e cálculo. El más frecuente suele ser el método lineal, que se basa en restar al valor del activo (la cantidad que se abonó en el momento de la compra) el valor remanente y dividirlo por la vida útil.

Es preciso aclarar que la vida útil de un activo puede alargarse en el tiempo si se realizan reparaciones o un adecuado mantenimiento con regularidad, como puede ser el caso de las máquinas.