Se entiende por costes de financiación, aquellos costes en que incurre una empresa, como consecuencia de la utilización de fondos ajenos para la adquisición de activos. Los costes financieros abarcan tanto el precio del dinero, es decir, los intereses, como también, otro tipo de remuneraciones como comisiones, costes de administración, u otros, relacionados con la formalización de la operación. Puesto que cualquier operación de financiación implica costes financieros que deben pagarse, normalmente, durante prolongados periodos de tiempo, puede ocurrir precisamente, que el montante de los costes financieros llegue a ser una parte significativa de los costes que debe satisfacer la empresa.
Especialmente, en el caso en que haya seguido una política de endeudamiento o apalancamiento considerable. Una alternativa al exceso de los costes financieros, es precisamente, financiarse con capitales propios, de modo que los inversores pasen a ser socios o accionistas de la compañía. En este caso, aunque tendrán derecho al reparto de beneficios cuando se produzca, no será necesario el pago de intereses por la utilización de este tipo de capitales.
Ejemplos de costes financieros
Algunos ejemplos de costes financieros son las comisiones de las entidades de crédito. Por ejemplo, la comisión de mantenimiento de una cuenta corriente, o las comisiones de apertura y cierre de una línea de crédito. Todo ello, en este último caso, sin perjuicio de la necesidad de abonar los correspondientes intereses por los capitales dispuestos. En realidad son muy numerosos los préstamos, tarjetas de crédito o débito que deben abonar unas comisiones anuales, unas comisiones de apertura o de cancelación.
Todo ello, sin perjuicio, de que cualquier aplazamiento de pago, lleve aparejado el abono de intereses, que, en el peor de los casos, pueden ser intereses de demora o moratorios, si la devolución se produce más allá del plazo establecido en el correspondiente contrato. Por ello, deben gestionarse adecuadamente los plazos de pago, para evitar este tipo de intereses moratorios, que tienen un carácter punitivo y suelen ser muy altos.