Como su propio nombre indica, un activo libre de riesgo es un activo financiero en el que su riesgo a incurrir es muy pequeño o nulo. Entre todas las inversiones posibles, aquellos activos presentados como libres de riesgo serán los más seguros para invertir, pues nos aseguraremos el cumplimiento de pago de los mismos.
Este tipo de activos es idóneo para aquellos inversores que no saben cómo empezar en el mundo de las finanzas, o que saben pero no quieren arriesgarse mucho a la hora de realizar una inversión.
El porcentaje de riesgo es tan bajo que resulta ser un activo de preferencia para aquellos inversores más conservadores. Eso sí, al asegurar un riesgo bajo por parte de la entidad emisora del activo deberemos tener en cuenta que el beneficio esperable de estas inversiones será también muy bajo.
Pongamos el ejemplo de una inversión de 1000€ en un activo de estas características. Si la rentabilidad de un activo financiero normal (con algo de riesgo) puede ser del 2 ó 3%, aquí pueden llegarse a dar los 0’5 ó 1% de rentabilidad. Esto supone que posiblemente, en un año o cuando se den los cobros de las comisiones, este activo habrá generado 5€ en todo el año (de los 1000€ que se han invertido).
Por otro lado, es importante no confundir los activos libres de riesgo con los activos refugio. Los activos refugio pueden presentar volatilidades bajas, pero no nulas (como ocurren en los libres de riesgo) pudiendo incluso llegar a a ser anticíclicos con respecto a la coyuntura económica (esto quiere decir que su valor puede aumentar cuando la economía está en decrecimiento; o al revés).
Si eres un inversor que no quiere preocuparse mucho por qué sucederá el futuro de sus activos, esta sería una de las mejores opciones para ti. Eso sí, no esperes que la rentabilidad sea alta o incluso que recibas algo (hay veces en que apenas se percibe nada).