El significado de calidad crediticia es propiamente la capacidad que tiene una entidad que emite deuda de hacer frente a sus compromisos futuros. Al tiempo de evaluar la calidad crediticia, por tanto, se tiene en cuenta la probabilidad de incumplimiento de las obligaciones financieras de la entidad respecto de la deuda emitida.
Esto implica que a mayor calidad crediticia, se asocia menor riesgo de impago y viceversa.
¿Cómo se determina la calidad crediticia?
En primer lugar, hay que señalar que existe de hecho un orden de prelación entre las distintas deudas sobre la base de la solvencia de los organismos emisores. Así, el menor riesgo se atribuye a la deuda pública soberana, a continuación, le sigue, la deuda interbancaria; y, ulteriormente, la deuda emitida por entidades físicas o jurídicas ajenas a la administración pública. Además, dentro de la deuda privada existe también un orden de prelación. De menor a mayor riesgo se distinguen: la deuda senior secured, después, la deuda senior, la deuda subordinada y la híbrida.
Debemos matizar, que toda esta deuda, tiene derecho de cobro antes del derecho de recuperar el capital por parte de los accionistas. No obstante, es importante tener en cuenta que no existe un código de calificación crediticia global o estándar. La calificación se realiza por las denominadas agencias de calificación o de rating, utilizando cada una su propia nomenclatura.
La función de estas agencias y de la calidad crediticia en general, es facilitar la percepción del grado de riesgo o solvencia del emisor, por parte de los posibles inversores o agentes económicos que intervienen el mercado, incluyendo, información desde el punto de vista normativo.
El proceso de rating o evaluación, se realiza por cada agencia partiendo de la recopilación de la información existente sobre la entidad emisora y sobre el mercado. Además, suelen realizarse entrevistas con la dirección de las entidades emisoras.