La definición de bono basura, también conocido como bono estructurado, es el título de renta fija que presenta un elevado riesgo de ser impagado, de ahí que también cuente con un tipo de interés más alto. Por lo tanto se pueden considerar como títulos de escasa calidad crediticia, que pueden ser emitidos tanto por el Estado como por las empresas, aunque por lo general suelen ser compañías poco conocidas o que carecen de buena reputación en el mercado.

La capacidad de devolución de los bonos basura resulta bastante dudosa, pudiendo agravarse la situación ante los cambios en la situación económica.

Presentan un tipo de interés bastante alto con intención de convertirlo en un producto atractivo para el inversor, que también deberá valor el alto riesgo de impago. De hecho, el mercado de bonos basura suele tener inversores especializados como gestores de patrimonio, de inversión alternativa, fondos de inversión o seguros, que pretenden conseguir un rendimiento mayor a cambio de soportar un mayor riesgo. La mayor parte de los inversores tradicionales evitan destinar su dinero en aquellos activos cuyo rating sea inferior a una cantidad concreta.

¿Quién otorga la calificación de bono basura?

La calificación de bono basura la realizan las agencias de calificación, sobre todo Mody’s, Standar & Poors y Fitch, que establecen un valor crediticio a cada bono centrándose en un estudio de probabilidades sobre la evolución de las compañías que emiten dicho bono. No hay unas normas determinadas para establecer las calificaciones de los bonos, aunque lo habitual es que las mejores calificaciones tengan la letra ‘A’ y las peores lleven la ‘B’.

Distintas publicaciones recogen que en 2015 se alcanzó la mayor cifra de empresas con calificación de bonos basura. A estas compañías se les conoce como Ángeles Caídos o Fallen Angels, con Rusia como principal protagonista al poseer un 64% de sus empresas la calificación de bono basura.