El término de compra apalancada (del inglés Leveraged buyout, LBO), hace referencia a la compra de una empresa mediante deuda externa. Junto a todo el dinero, la suma completa es la que finaliza la compra de dicha empresa.

Qué son las compras apalancadas

Como apalancamiento se usan mayoritariamente activos (como bienes) de la empresa por adquirir, esto permite asegurar la compra y el dinero que se ha prestado. Es muy común este tipo de operaciones entre los inversores en las private equity.

El riesgo de la LBO es doble: en primer lugar, afecta a la propia empresa el tener que introducir deuda externa, sin saber cómo procederá a pagarla (saldarla) en un futuro y si podrá hacerlo. Esto no quiere decir que no se salde con facilidad, pues cada empresa lo hará de una forma u otra. Por otro lado, tenemos el riesgo que asumen los agentes que depositan su capital. Es lógico, pues dichos inversores están invirtiendo en un capital que, como decimos, no sabemos cómo se devolverá a ciencia cierta.

En algunos casos, el hecho de que existan compras apalancadas lleva a reducir el personal directivo, afectando directamente a los objetivos que se han planteado por la empresa. Si este hecho afecta a los flujos de caja, la empresa podría verse involucrada en ciertos problemas. Para evitar que esto ocurra, es importante que los cash-flows puedan sean predecibles y consistentes, y que dichos objetivos puedan ser susceptible de ventas y con una alta expectativa de crecimiento.

El riesgo asumido en las compras apalancadas será atribuido tanto a los actos de los agentes como a las acciones de la empresa. Ésta deberá cuidar todas las acciones que acomete, extrapolarlas a la dimensión del largo plazo y asegurarse de que todo se lleve a cabo para que la financiación mediante este tipo de prácticas se realice con éxito.