El término puja hace referencia a la cantidad monetaria que una persona está dispuesta a ofrecer a otra para adquirir un bien o servicio. Normalmente, las pujas suelen ser habituales en subastas públicas o privadas de activos físicos.
La subasta común es la que se presentan diferentes productos o servicios con sus correspondientes características y los posibles compradores que anden interesados en ellas acuden y evalúan si el precio es o no de su interés para pujar y conseguir el producto ofertado.
El término de puja también es usado para los niveles de tipo de interés por los que una compra es o no atractiva y el comprador está interesado en una acción, un valor o cualquier otro activo financiero.
La puja implica que si un producto es altamente demandado y muchas personas lo quieren, el precio irá incrementándose hasta posicionarse en un precio que puede ser superior a su valor intrínseco. Esto suele suceder con aquellos bienes que son de edición limitada y son escasos o muy atractivos a simple vista.
Las subastas en el mundo digital supone un amplio mundo de nuevas posibilidades para todos. La globalización y las nuevas tecnologías han permitido acercar el término de puja a diferentes portales o individuos que antes no podían estar cerca bien por barreras físicas o por barreras culturales.
Estamos hablando de portales tanto a nivel bursátil, como de productos reales, en el que los individuos ofrecen sus productos a través de una web y los usuarios pujan lo que ven conveniente. La seguridad y el anonimato juegan en contra de estas webs o de poder realizar este tipo de actos de forma física.