El objetivo de todo inversor particular es la obtención de una buena rentabilidad a partir de los productos financieros que tenga. Los fondepósitos dejaron de tener la popularidad que tuvieron debido a que los bancos no les hacía rentable pagar esos altos intereses. Sin embargo, vuelven a ser un producto financiero activo, y te contamos en qué consisten.

Características de los fondepósitos

Los fondepósitos son fondos en los que se invierte la mitad de su capital en renta fija (ya sea deuda pública o privada), y la otra mitad en un depósito bancario. Como hemos indicado, este producto produce una alta rentabilidad, ya que tiene un 3% de interés (mucho más que un depósito bancario).

Estos fondos están exentos de tributar el dinero que se pase de un fondo a otro, lo que supone una ventaja a la hora de contratarse. Además, el dinero invertido en los fondepósitos puede recuperarse con normalidad, es más líquido. Incluso el riesgo queda diversificado, ya que como hemos dicho el capital queda repartido entre diferentes fondos.

Por otro lado, presenta algunas desventajas. Alguna de ellas son el pago de las comisiones que debe realizar cuando se tenga que realizar alguna transacción o movimiento que implique al banco hacer alguna gestión. Además, son menos seguras, ya que no se sabe la rentabilidad que con ellas se vaya a obtener, ni tampoco está asegurada por el Fondo Garantía de Depósitos (FGD). Esto quiere decir que si la entidad entra en bancarrota, el dinero que se tenía invertido no se podrá recuperar.

Los fondepósitos puede ser una buena opción si tenemos claro que queremos invertir en este producto financiero. Asegurarnos que el dinero no vaya a salir de él, o hacer las mínimas transacciones posibles para que no nos cobren algunas comisiones que anulen la rentabilidad del producto. De igual forma, deberemos pagar comisiones por alguna de las operaciones que realicemos, por eso aconsejamos que el dinero quede invertido en un largo período de tiempo.