Una definición de deuda subordinada es el producto financiero a largo plazo por el cual se realiza una inversión, por lo general con una rentabilidad superior a la de otros activos de deudas corrientes, como los bonos, y vinculado al rendimiento financiero que tenga la compañía emisora. Se denomina también como un título híbrido de capital, ya que cuenta con características propias de las acciones, además de condiciones que pueden hacer pensar que se trata de un título de deuda común.

Tipos de deuda subordinada

Hay tres clases de deuda subordinada, que dependerán del momento y tipo de vencimiento:

  1. Redimible: el principal de la inversión se devuelve en una fecha concreta.
  2. No redimible: no hay devolución del principal y consiste en una inversión perpetua.
  3. Corvertible: el principal se devuelve por su equivalente en acciones dentro de un plazo concreto.

Características de la deuda subordinada

El concepto deuda subordinada es un bono parecido a los bonos simples, con la diferencia en la ‘prelación de cobro’, que implica que en caso de liquidación, el cobro de esos bonos por parte de sus tenedores está condicionado a que el resto de acreedores comunes haya cobrado la parte de deuda que le corresponde.

En el caso de que la deuda subordinada tenga la categoría de especial, puede llegar a ser perpetua. De ser así, si el emisor incurre en pérdidas contable el pago de intereses se difiere o se pierden. Con este tipo de producto el inversor puede llegar a perder la totalidad de lo invertido, ya que los títulos de deuda subordinada no se encuentran garantizados con los 100.000 euros del Fondo de Garantía de Depósitos. Es, por lo tanto, un producto de alto riesgo.

En España, entre los principales emisores de deuda subordinada se encuentran entidades financieras como Banco Popular, Bankia, Caja España, y otras compañías como Eroski, Pescanova o Fagor.